Por Leonardo J. Glikin

El protocolo familiar es un instrumento clave para las familias que lo elaboran. Porque es el fruto del diálogo entre sus integrantes, y porque contiene las pautas necesarias para prevenir conflictos, y prever un futuro de armonía y éxito empresarial.

Repasemos qué es y por qué resulta tan crucial el protocolo familiar.

El protocolo recoge los acuerdos familiares en materia de:

  • visión del negocio y de la familia empresaria,

  • la definición de su misión,

  • la explicitación de los valores comprometidos y

  • la determinación de los objetivos a lograr.

El protocolo familiar es un instrumento clave para las familias que lo elaboran. Porque es el fruto del diálogo entre sus integrantes, y porque contiene las pautas necesarias para prevenir conflictos, y prever un futuro de armonía y éxito empresarial. Haciendo un paralelo con la música, el protocolo le da a la familia empresaria la sonoridad de una orquesta en lugar del caos de instrumentos sueltos y desafinados.

Además, en la “letra chica” del protocolo familiar se establecen:

 

 

  • las pautas para el ingreso, la permanencia y el egreso de los miembros de la familia,

  • los modos de presentar, analizar y decidir la asociación con terceros no familiares o la participación (de todos o algunos) en nuevos negocios,

  • las pautas respecto de la exclusividad en relación a la empresa,

  • y los ámbitos de independencia de cada uno de sus integrantes.

Conflictos y compraventa

Uno de los aspectos fundamentales del protocolo es que contiene un mecanismo para la prevención y resolución de conflictos, que muchas veces incluye la posibilidad de recurrir al arbitraje y es seguramente más efectivo y rápido que la justicia ordinaria.

Todos los mecanismos para la compraventa de participaciones societarias (lo que incluye la prioridad a los otros miembros de la familia, por ejemplo) son pactos de socios que también se recogen en el protocolo familiar, porque forman parte esencial de las seguridades que se dan entre ellos, para saber que el proyecto no se agota frente a la primera oferta tentadora de un tercero. Pues la empresa familiar está para permanecer, y trascender.

¿Cuándo revisarlo?

En ese marco, resulta indispensable definir entre todos por qué y cuándo revisar el protocolo.

Hay familias que piensan en una revisión anual, como un modo de que esté siempre vigente y permanezca en la agenda de la familia.

Otras familias prevén una primera revisión al año de haberlo firmado, y luego en lapsos mayores, como puede ser dos, tres o cinco años.

Hay otros protocolos familiares en los cuales se establece que su revisión tendrá que ver con factores específicos: el ingreso de miembros de la siguiente generación, la salida de alguno de los actuales titulares, el casamiento de algún integrante de la familia, el cambio en la situación económico-financiera de la empresa, etc.

Finalmente, hay familias en las cuales el protocolo es el instrumento que registra una especie de paz armada, algo así como el mínimo común acuerdo posible, fruto de incontables negociaciones. En esos casos, se prefiere que no haya ninguna previsión respecto de revisiones del protocolo, y que cualquier intento de cambio requiera una mayoría muy pronunciada. Comparándolo con una constitución, podrían llamarse protocolos “pétreos”, es decir, tan inmodificables como si hubieran sido escritos en piedra.

Antes de 2015

Más allá de lo que cada familia haya previsto, este año se cumplirán seis años de la modificación de nuestro régimen legal civil y comercial, que trajo grandes cambios a la legislación en relación a las familias, a la sucesión y a las empresas familiares. Por lo tanto, todo protocolo que haya sido modificado por última vez antes de agosto de 2015, merece una profunda revisión, para que siga siendo un instrumento vigente y útil para la armonía familiar y, casi de la mano con esto, el éxito empresarial.

(*) Director de CAPS Consultores (www.caps.com.ar); director del Programa de Empresas Familiares de Universidad Torcuato Di Tella.